España ha saldado
con victorias sus cuatro primeros partidos en el Campeonato Mundial de
Baloncesto que se está celebrando en nuestro país, del 30 de agosto hasta el 14
de septiembre. Será primera de grupo aun perdiendo el quinto partido de esta
fase contra Serbia.
En ocasiones, el
juego ha sido espectacular, brillante. Poderío interior, acierto desde 6,25, incluso
de los pivots, eléctricos contraataques. No obstante, no todo el monte es orégano.
Tengo dudas.
Ahora parece que
sólo Estados Unidos es la selección que nos puede hacer frente. Como si la
final estuviera predestinada entre ambos equipos. Los estadounidenses se han mostrado
contundentes. Sólo Turquía les aguantó dos cuartos. El resto de equipos
aprendieron a soportar un chaparrón de mates y vertiginosas canastas, la
mayoría conseguidas al contraataque.
Efectivamente,
Estados Unidos juega al contrataque. Parecer ser su arma preferida. Tal vez la
única. El juego se sustenta en una férrea y ágil defensa de ayudas, potencia de
rebote y fulgurante salida en velocidad, tan básico como efectivo.
España tiene más
recursos, o eso parece. Se viene diciendo que tenemos mejor y mayor juego
interior. Posiblemente, pero ya lo veremos. Y sistemas más complejos. Tal vez
demasiado complejos. Y es que, en ocasiones, da la impresión que los jugadores
se atascan en los sistemas. No solo parecen farragosos sino que tampoco se ve
claramente que ventaja sacamos. A veces la sencillez es una virtud. La rotación
de los jugadores parece aceptable pero advierto cierta confusión en quien debe
ser el director de juego y otras posiciones en el campo:
1. Los bases-escoltas. Calderón juega de uno y de
dos, dependiendo de quién esté en pista. Llull, base en su equipo, aquí juega
de dos. Parece ser que solo Ricky y el Chacho son siempre bases, aunque
tampoco, pues ambos han coincidido en la pista.
2. Los escoltas-aleros. Navarro y Rudy, siempre escoltas
en sus equipos, aquí juegan de escoltas, en ocasiones, y de aleros en la
mayoría. Aleros bajos, especie en extinción en el baloncesto moderno. El
emparejamiento de Rudy con Gelabal nos dejó en evidencia en el partido contra
Francia, pero el de Navarro con Batum fue grotesco. ¿No tenemos un alero alto?
Sí, Claver. Pues que juegue señor Orenga y si no tiene su confianza lleve usted
a otro que haberlos, haylos. Por otra
parte, el tiro exterior es como los pimientos de padrón, unos días entran y
otros no. Háganselo ver, como apunta Antoni Daimiel, no sea que no estemos
cuando más lo necesitemos.
3. Alapivots-pivots. Nadie juega de cuatro. Eso
puede ser y es de hecho un problema. Un cuatro poderoso y, sobre todo, rápido
nos hace daño. El equipo estadounidense tiene varios modelos de este tipo, si
bien habría que apuntar la enorme versatilidad de sus hombres, otra de las
bases del baloncesto moderno. En el puesto de cinco poco que decir. Estoy
contento. La llegada de Ibaka ha hecho mejores a los Gasol, ha aportado un plus
de intimidación que, a veces, es determinante en el cambio de rumbo de los
partidos. Son, sin duda, el verdadero motor de la selección.
Diez días restan
para que se resuelva el campeonato. Veremos cómo se desarrolla. Prometo volver
y decir en qué me he equivocado.
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