jueves, 24 de octubre de 2013

NO A LA #LOMCE



Una ley sin justificación. No se acompaña de análisis rigurosos acerca del sistema educativo vigente; de sus puntos fuertes y débiles y, por tanto del porqué de las medidas que sería más conveniente proponer a debate para mejorarlo.

Una ley partidista. Se da por sentado que se comparten los prejuicios que el PP tiene acerca de lo que acontece en las aulas y, por tanto son estos los que guían las medidas que se pretenden imponer con rango de Ley. Se trata de educar exclusivamente según las concepciones ideológicas del PP.

Una ley muy conservadora. Se sustituye el ideal de educar ciudadanos por el de mano de obra para el mercado laboral. Lo que explica que, entre otras cosas, se elimine la educación para la ciudadanía y se sustituya por un adoctrinamiento en el que “se eliminan del currículum todos los temas conflictivos”, según expresión del propio José Ignacio Wert, o sea, se impide una educación reflexiva y crítica.

Una ley neoliberal, destinada a mercantilizar aún más el sistema educativo y a reorientar los objetivos de la educación para ponerlos al servicio de las reglas del mercado neoliberal. Numerosas medidas que contempla la ley tienen como finalidad encubierta promover mayores cotas de privatización del sistema educativo.

Es también una ley que trata de justificar los recortes económicos con los que el PP viene castigando al sistema educativo: recorte en la partida destinada a becas, a la par que endurece los requisitos que debe cumplir cada estudiante para acceder a una beca; recortes en las plantilllas de profesorado, en los recursos destinados a los centros; incremento de las ratio profesorado - alumnado, ...

Una ley cínica, con un discurso que trata de desviar las miradas y culpar al sistema educativo de males que son consecuencia de un mundo empresarial ineficiente y de unos mercados financieros corruptos. No es justo que el texto del anteproyecto de LOMCE comience con un párrafo tan mercantilista, asumiendo como prioridad de la educación la promoción de la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país. Obsesionando a los centros educativos con una educación para “competir con éxito en la arena internacional” (pág. 1).¿Dónde están los datos que digan que hay empresas que tuvieron que cerrar o no abrirse porque no encontraban aquí personal con la suficiente cualificación profesional? Por el contrario estamos a la cabeza de Europa en cuanto a jóvenes trabajando con sobrecualificación.

Una ley clasista. Se refuerza la segregación por clase social y etnia a partir de los 14 años, al rebajar la comprehensividad a los 14 años de edad, al igual que la LEG de 1970. Segregadora también por estimular a los centros a especializarse curricularmente (centros bilingües, de excelencia, ...); por no asegurar la etapa 0-3 de Educación Infantil como educadora, convirtiéndola en asistencial. Es clasista, pues se recurre a un peligroso concepto de “talento”, intentando culpar a la genética del clasismo y racismo que caracteriza a nuestra sociedad; ignorando que los intereses, capacidades y destrezas humanas son el resultado del contexto y de las condiciones en el que las personas vivimos. Es, por tanto, una ley destinada a expulsar del sistema al alumnado de los grupos sociales más desfavorecidos, cuyos “talentos” se les hará ver que no son los adecuados y pertinentes.

Una ley sexista, al permitir colegios segregados por sexo, aduciendo una declaración de la UNESCO de 1960 e ignorando convenciones posteriores aprobadas por la ONU y sentencias del tribunal constitucional.

Una ley recentralizadora, pues se recortan fuertemente las competencias de las Comunidades Autónomas. Una característica que subraya también el ideario absolutamente centralista del Partido Popular.

Una ley al servicio de los intereses de la OCDE, destinada a mejorar exclusivamente en los tests de PISA, reduciendo por tanto el número y las horas de las restantes materias imprescindibles para educar una ciudadanía democrática, justa y solidaria. No abre la más mínima posibilidad de debate acerca de la cultura básica (asignaturas, contenidos, procedimientos, valores) que el sistema educativo debería ofrecer a todo el alumnado. No se apuesta por una actualización de los contenidos con los que trabajar en las aulas, de cara a hacerlos más actuales, relevantes, significativos y motivadores para el alumnado.

Una ley que desconfía del profesorado, de ahí la obsesión por las evaluaciones externas y reválidas. Además de imponer los contenidos y competencias obligatorias, se dictan indicadores de rendimientos y se evalúan externamente, al tiempo que es la Administración quien controla y decide la elección de las direcciones de los centros.

Una ley anti-educación, pues entre otras muchas cosas, se distorsiona la filosofía de la evaluación al especificar con rotundidad en el texto del anteproyecto que lo que importa son los output (calificaciones del alumnado) y no los input (inversiones, contextos socioculturales del alumnado, recursos y dotaciones, ...). Igualmente, se impone como instrumento decisivo para evaluar al alumnado la filosofía de los tests de lápiz y papel; algo que entra en contradicción con los modelos de evaluación más cualitativos y formativos que vienen siendo objeto de utilización en las últimas décadas en el ámbito de la educación.


Una ley autoritaria, que pretende imponer el PP al precio que sea, de ahí que no dejen espacio real para participar en el debate a aquellas asociaciones profesionales, sindicatos, partidos políticos, docentes, estudiantes, asociaciones de madres y padres, ONGs, ... interesados por la educación. La única opción que deja abierta el PP es un pseudodebate a través de la web del MECD.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Preservar los lugares de la memoria, en vez de destruirlos.

Preservar los lugares de la memoria. Un buen ejemplo

Aunque no es habitual que aparezcan en este blog entradas de otros autores me he inclinado, en esta ocasión, a publicar una que me ha parecido interesante, al hilo de otras que se han publicado anteriormente. Se trata de un comentario de la página de facebook "España partida en dos" de Julián Casanova Ruiz, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza y docente del departamento de Historia y Ciencia Política de la Central European University en Budapest. Con su permiso.

"Cuando cayó la dictadura comunista en Hungría, los símbolos externos que recordaban a los héroes comunistas, centenares de monumentos y estatuas, se convirtieron en objeto de disputa. Y aunque una parte de la población defendió la solución más drástica, su destrucción -la que se adoptó, por cierto, en otros países, tras la caída de las dictaduras en los años setenta y ochenta-, el Ayuntamiento de Budapest decidió crear un parque de memoria, a las afueras de la ciudad. Inaugurado en junio de 1993, en él se exhiben algunos de los monumentos mas representativos del dominio comunista, lo que proporciona al visitante una excelente oportunidad, casi única en el mundo, de procesar visualmente una parte del pasado traumático más reciente y de analizarlo críticamente.


En ese parque/museo se conserva, por ejemplo, el monumento a los voluntarios húngaros (Brigadistas) que lucharon en la guerra civil española. Es obra de Memos Makrisz, un escultor griego que buscó después de la Segunda Guerra Mundial asilo en Hungría. 


Si no se crean y utilizan museos como modelo de educación, los restos del pasado desaparecen y no se pueden explicar. Este monumento, pequeño por su significado histórico, dada el escaso número de brigadistas húngaros, simboliza mucho más: el combate de una parte de la humanidad contra el fascismo. Y lo podemos ver hoy gracias a esa política de conservación. La foto me la pasó Bo Dent".





Artículo de Julián Casanova Ruiz, Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Le podemos echar la culpa al dopaje

Le podemos echar la culpa al dopaje, sobre todo, porque el sentimiento nacional hacia nuestros deportistas, nuestro amor patrio, nos ha impedido ver con claridad los casos de prácticas insanas y fraudulentas que se han cometido y, particularmente, la tibísima sentencia del caso de la Operación Puerto (tres absueltos, dos condenas mínimas y la destrucción de más de 200 bolsas de sangre que habrían servido para imputar a numerosos deportistas). Le podremos echar la culpa al dopaje porque así, la gran mayoría de la población no nos echará la culpa a nosotros.

La verdad es que Estambul tiene muchísimos más problemas de salud relacionada con el deporte que nosotros. Algo que no pasa desapercibido por el COI y el resto del mundo. Así que, para mí, esa explicación por sí sola no basta.

Entonces, ¿Por qué Madrid ha sacado la nota más baja de sus tres consecutivos intentos para organizar unos juegos olímpicos? Sinceramente, pienso que ha sido por falta de credibilidad.

En este país nuestros políticos están acostumbrados a salir en rueda de prensa y hablar de contratos e indemnizaciones en diferido, y negar las más absolutas evidencias ante la opinión pública, ante el Congreso de los Diputados y ante el juez que investiga uno de los mayores casos de corrupción política en la historia de este país. Nosotros estamos anestesiados, tal vez de tanta gilipollez, pero fuera de nuestras fronteras no.

En el exterior todo el mundo conoce a Rajoy, desde Gibraltrar hasta Argentina, pasando por Venezuela, Ecuador y Gran Bretaña. Los países anglosajones están molestos por la patochada gibraltareña. Al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner casi le amenazamos oficialmente en una rueda de prensa, rocambolesca e improvisada, del ministro Soria en Bruselas tras la nacionalización de REPSOL en Argentina.

No le echo la culpa a la Srª. Botella de su inglés, posiblemente yo lo no hubiera hecho mejor. Pero sí de ser poco creíble con los datos. Una cosa es no ser muy riguroso y otra muy distinta inventárselos directamente, y luego no recordarlos exactamente y volver a inventárselos. Del 75 % de infraestructuras construidas al 90 % en unas semanas y sin levantarse de la silla, durante la misma rueda de prensa, al 80 %. Da lo mismo, piensan que se lo tragan todo igual que en nuestro país. ¿Cómo iba a saber el COI lo que tenemos construido?

Luego sale el Sr. Rajoy a convencer a los representantes del COI de “nuestro milagro económico”. Milagro que ya iba adelantando el ministro Sr. Montoro por Europa y que se apresuró a confirmar el Sr. Guindos afirmando que había dinero "de sobra" para organizar los juegos. Lástima que cuando le preguntaron a la Alcaldesa de Madrid sobre la conveniencia de organizar unos juegos olímpicos con una tasa de paro del 27 %, privatizaciones, recortes sanitarios, culturales y deportivos y cientos de desahucios diarios,  volviera a hablar (y hacer bailar) sobre los datos de infraestructuras construidas. Nadie creyó a Rajoy.

Tampoco les creyeron cuando dijeron que el 91 % de los españoles estaba a favor de los JJOO, el 94 % según Rajoy, mientras en la plaza del Sol la policía detenía a un activista que protestaba sobre la candidatura madrileña a los juegos de 2020.

Y eso que a nadie le dio por preguntar por la seguridad del Madrid Arena.

lunes, 22 de julio de 2013

Carta abierta en defensa del CSIC


La reducción continuada de las transferencias que el Ministerio ha realizado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) desde 2008 a 2013 ha supuesto una merma de aproximadamente un 40% de su presupuesto. Este hecho ha estado afectando de manera negativa al buen funcionamiento de la investigación, hasta desembocar en la actualidad en una situación insostenible que hace peligrar la existencia del CSIC. Ante ello, su Presidencia ha elaborado una resolución (2 de julio de 2013) que ha provocado una situación crítica en la mayoría de los Centros e Institutos del CSIC puesto que, temporalmente, se ha paralizado la posibilidad de efectuar gastos con cargo a los proyectos de investigación.

Las consecuencias de esta situación son las siguientes:

1. La casi total paralización de la investigación en los próximos meses y una clara incertidumbre sobre el futuro inmediato.

2. La desincentivación de los investigadores que generan de manera regular recursos para el CSIC. Esto hará que el CSIC deje de ser un polo de atracción de talento, e incluso corre el riesgo de perder el que ya tiene, puesto que muchos investigadores se han planteado renunciar a proyectos en curso, algunos de la Unión Europea liderados desde el CSIC, y no solicitar nuevos o hacerlo a través de otras instituciones.

3. La pérdida de credibilidad del CSIC de cara a las entidades, públicas y privadas, nacionales e internacionales, que aportan dinero a la Institución a través de proyectos, convenios o contratos a cambio de resultados de investigación. La imposibilidad de afrontar los compromisos ya contraídos va a provocar demandas por incumplimiento que obliguen a devolver fondos con los que la institución cuenta en la actualidad. Además de ello, los investigadores pueden caer en una situación de desamparo y de pérdida de reputación.

Es decir, la resolución del Presidente, motivada por el incumplimiento de los compromisos del Ministerio, supone una amenaza muy grave para el mantenimiento de fuentes de financiación del CSIC que dependen directamente de la actividad en curso de sus investigadores. Está en juego la fiabilidad del CSIC y la del sistema de ciencia y tecnología español, por la que varias generaciones hemos trabajado y luchamos a diario. Es inconcebible que, más de un siglo después, sigan vigentes las palabras de Santiago Ramón y Cajal: “investigar en España es llorar”.

Ante esta situación crítica, los abajo firmantes, 300 investigadores y personal de apoyo de Humanidades y Ciencias Sociales del CSIC, así como Directores de otras áreas del CSIC, solicitan al Presidente que:

1. Reconsidere las consecuencias dramáticas que se derivan de la Resolución del 2 de julio de 2013 y elimine aquellos aspectos que paralizan desde esa fecha la investigación, teniendo en cuenta que los investigadores a los que ahora no se les autoriza a gestionar recursos, sí van a tener que rendir cuentas ante los organismos financiadores.

2. Se tomen las medidas necesarias para garantizar una investigación plurianual y que la actividad científica no dependa de factores coyunturales.

3. Trabaje ante el gobierno en su más alto nivel para garantizar la existencia del CSIC en el sistema español de ciencia, en términos económicos pero también humanos.

4. Cuente con nuestro apoyo para conseguir que el Ministerio transfiera al CSIC la financiación necesaria para continuar haciendo una investigación de excelencia, y mantener su liderazgo.




Madrid, 17 de julio de 2013

viernes, 8 de febrero de 2013

Reseña de Guerra y Moneda.

Dejo, en esta entrada, la reseña publicada por el profesor del Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Alicante, José Ramón Valero Escandell,  sobre el libro Guerra y Moneda , en el nº 15, 2013, de la Revista del Vinalopó.


José Ramón Valero Escandell. Universidad de Alicante. Departamento de Geografía Humana.

García Gandía, José Ramón, Guerra y Moneda. La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en Aspe, 1938-1939viii Premio de Investigación “Manuel Cremades”, Ayuntamiento de Aspe, 2011, 168 pp.
Poco a poco, vamos conociendo cómo la Guerra Civil transformó, en menos de tres años, un gran número de lugares y edificios de las comarcas vertebradas por el Vinalopó. En algunos casos, hasta en tres ocasiones, a veces compartiendo casi media docena de usos. Durante décadas, el destino vivido por aquellos lugares y por quienes trabajaron allí, los habitaron, los disfrutaron o los sufrieron, fue conscientemente silenciado al conjunto de la población, o su protagonismo fue transmitido de  boca en boca, pero siempre en voz baja. Estas tierras, desde los primeros meses de conflicto, habían adaptado su producción a las necesidades más urgentes –es decir, a aquellas destinadas al suministro de todo tipo de materiales para el ejército-; habían ensanchado sus hogares para hacer hueco a refugiados; habían cedido sus mejores fincas de recreo y viviendas urbanas para hospitales de sangre y colonias escolares. Al final de la guerra, sobre todo después de que los franquistas alcanzaron el Mediterráneo castellonense, fueron asumiendo también funciones directivas del menguante Estado republicano, desde la residencia del presidente del Gobierno hasta algunas instalaciones administrativas militares.
Una de esas funciones estatales esenciales asumidas por estas comarcas en el último año bélico fue la de acuñar moneda, con la instalación de la Factoría D, de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, en Aspe. Sobre ella, el edificio en que fue instalada, las causas de su establecimiento, sus operarios y producción y, de hecho, sobre el tiempo, el territorio y la sociedad aspense en aquel periodo ha escrito un buen libro, pequeño de apariencia e intenso en contenido, José Ramón García Gandía. El Ayuntamiento aspense ha tenido la inteligencia de editarlo.           
Sorprende gratamente comprobar la amplísima variedad de fuentes utilizadas, desde los archivos documentales –a todas las escalas posibles: nacional, provincial, local, de entidades y fundaciones- a los recursos en red, pasando por las hemerográficas también variadas o por una bibliografía bien seleccionada, de lo local a lo global, de la centrada en asuntos monetarios, apropiada al tema que nos ocupa, a la vinculada con el final del proyecto reformista que supuso la II República, dado el momento narrado. No es casual que, en este abanico de fuentes informativas, el autor destaque los testimonios orales de viejos trabajadores, no sólo de aquella factoría de la fnmt, sino también de las otras fábricas que ocuparon el mismo edificio. Sirven para resaltar la evolución del lugar historiado y la vida de las gentes que trabajaron en sus naves, al tiempo que da voz a un silencio de décadas. Con todo ello construye, como destaca en el último párrafo, “un nuevo lugar de la memoria, aunque ya no exista físicamente”.
El libro se estructura en seis capítulos. El primero, de carácter introductorio, enmarca la fábrica en el recuerdo aspense y enumera los recursos documentales y personales, que le han permitido profundizar en el tema. El último, -“A modo de epílogo” lo titula- reflexiona sobre el olvido cultural y muestra la fuerte represión final que produjo incluso la pérdida de referencias históricas sobre un lugar tan significativo de la historia local. En medio, en los cuatro capítulos centrales, va profundizando crecientemente en la cuestión central del estudio: el Aspe de la Guerra Civil, con su evolución social y política, con su vida cotidiana de la que ya formaron parte los billetes locales; la evolución de la fnmt durante la contienda; la instalación de la factoría en Aspe y el paulatino asentamiento de técnicos y trabajadores en dicho municipio; finalmente, se hace referencia a la producción efectuada en la ceca de Aspe, describiendo monedas, billetes y sellos y destacando el simbolismo de los mismos. Es especialmente destacable, en éste último punto, la referencia a la serie postal en homenaje al Ejército popular y sus milicias, tal vez el mejor tributo de admiración que podamos encontrar en la filatelia española a la grandeza de los perdedores, emisión aprobada, precisamente cuando las tropas republicanas, sin apoyo real alguno por parte de unas democracias europeas que miraban hacia otro lado y ni siquiera permitían el paso del armamento, estaban siendo machacadas junto al Ebro por las potencias fascistas (nazis, fascistas y nacionales).
El libro, que el autor no duda en calificar de “fundamentalmente descriptivo”, aunque se trata de mucho más que eso, complementa sus textos con una bien cuidada selección de ilustraciones: fotografías de lugares de Aspe y otros lugares de la provincia, anuncios publicitarios locales, billetes locales, documentos históricos, emblemas, relaciones… Cabría destacar, en mi opinión, el material recuperado sobre la fnmt, que incluye desde relaciones de trabajadores a sellos, monedas y billetes o fotografías de maquinaría.
Finalmente, en la página 28 encontramos un plano local en el que el autor reconstruye los lugares vinculados con la Guerra Civil en Aspe, desde refugios antiaéreos a sedes de organizaciones políticas, pasando por un centro de milicias ubicado en el Casino Primitivo. En ese mismo plano, a la salida hacía Novelda, la fnmt. El estudio realizado sobre aquella vieja factoría prueba, sin duda, tanto las posibilidades de investigación que permite el mestizaje disciplinar entre Historia y Geografía, como la necesidad de profundizar en otros muchos lugares y edificios que fueron transformados por la contienda, y en ella alcanzaron su máximo protagonismo. Los municipios del Vinalopó, uno de los territorios más activo de cuantos conformaron la retaguardia de la República, cuentan con un patrimonio riquísimo que debemos conservar, potenciar y difundir. García Gandía lo ha hecho aquí ejemplarmente, con la pasión propia de quién se siente parte de un lugar y con el cuidado del buen historiador.