viernes, 8 de febrero de 2013

Reseña de Guerra y Moneda.

Dejo, en esta entrada, la reseña publicada por el profesor del Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Alicante, José Ramón Valero Escandell,  sobre el libro Guerra y Moneda , en el nº 15, 2013, de la Revista del Vinalopó.


José Ramón Valero Escandell. Universidad de Alicante. Departamento de Geografía Humana.

García Gandía, José Ramón, Guerra y Moneda. La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en Aspe, 1938-1939viii Premio de Investigación “Manuel Cremades”, Ayuntamiento de Aspe, 2011, 168 pp.
Poco a poco, vamos conociendo cómo la Guerra Civil transformó, en menos de tres años, un gran número de lugares y edificios de las comarcas vertebradas por el Vinalopó. En algunos casos, hasta en tres ocasiones, a veces compartiendo casi media docena de usos. Durante décadas, el destino vivido por aquellos lugares y por quienes trabajaron allí, los habitaron, los disfrutaron o los sufrieron, fue conscientemente silenciado al conjunto de la población, o su protagonismo fue transmitido de  boca en boca, pero siempre en voz baja. Estas tierras, desde los primeros meses de conflicto, habían adaptado su producción a las necesidades más urgentes –es decir, a aquellas destinadas al suministro de todo tipo de materiales para el ejército-; habían ensanchado sus hogares para hacer hueco a refugiados; habían cedido sus mejores fincas de recreo y viviendas urbanas para hospitales de sangre y colonias escolares. Al final de la guerra, sobre todo después de que los franquistas alcanzaron el Mediterráneo castellonense, fueron asumiendo también funciones directivas del menguante Estado republicano, desde la residencia del presidente del Gobierno hasta algunas instalaciones administrativas militares.
Una de esas funciones estatales esenciales asumidas por estas comarcas en el último año bélico fue la de acuñar moneda, con la instalación de la Factoría D, de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, en Aspe. Sobre ella, el edificio en que fue instalada, las causas de su establecimiento, sus operarios y producción y, de hecho, sobre el tiempo, el territorio y la sociedad aspense en aquel periodo ha escrito un buen libro, pequeño de apariencia e intenso en contenido, José Ramón García Gandía. El Ayuntamiento aspense ha tenido la inteligencia de editarlo.           
Sorprende gratamente comprobar la amplísima variedad de fuentes utilizadas, desde los archivos documentales –a todas las escalas posibles: nacional, provincial, local, de entidades y fundaciones- a los recursos en red, pasando por las hemerográficas también variadas o por una bibliografía bien seleccionada, de lo local a lo global, de la centrada en asuntos monetarios, apropiada al tema que nos ocupa, a la vinculada con el final del proyecto reformista que supuso la II República, dado el momento narrado. No es casual que, en este abanico de fuentes informativas, el autor destaque los testimonios orales de viejos trabajadores, no sólo de aquella factoría de la fnmt, sino también de las otras fábricas que ocuparon el mismo edificio. Sirven para resaltar la evolución del lugar historiado y la vida de las gentes que trabajaron en sus naves, al tiempo que da voz a un silencio de décadas. Con todo ello construye, como destaca en el último párrafo, “un nuevo lugar de la memoria, aunque ya no exista físicamente”.
El libro se estructura en seis capítulos. El primero, de carácter introductorio, enmarca la fábrica en el recuerdo aspense y enumera los recursos documentales y personales, que le han permitido profundizar en el tema. El último, -“A modo de epílogo” lo titula- reflexiona sobre el olvido cultural y muestra la fuerte represión final que produjo incluso la pérdida de referencias históricas sobre un lugar tan significativo de la historia local. En medio, en los cuatro capítulos centrales, va profundizando crecientemente en la cuestión central del estudio: el Aspe de la Guerra Civil, con su evolución social y política, con su vida cotidiana de la que ya formaron parte los billetes locales; la evolución de la fnmt durante la contienda; la instalación de la factoría en Aspe y el paulatino asentamiento de técnicos y trabajadores en dicho municipio; finalmente, se hace referencia a la producción efectuada en la ceca de Aspe, describiendo monedas, billetes y sellos y destacando el simbolismo de los mismos. Es especialmente destacable, en éste último punto, la referencia a la serie postal en homenaje al Ejército popular y sus milicias, tal vez el mejor tributo de admiración que podamos encontrar en la filatelia española a la grandeza de los perdedores, emisión aprobada, precisamente cuando las tropas republicanas, sin apoyo real alguno por parte de unas democracias europeas que miraban hacia otro lado y ni siquiera permitían el paso del armamento, estaban siendo machacadas junto al Ebro por las potencias fascistas (nazis, fascistas y nacionales).
El libro, que el autor no duda en calificar de “fundamentalmente descriptivo”, aunque se trata de mucho más que eso, complementa sus textos con una bien cuidada selección de ilustraciones: fotografías de lugares de Aspe y otros lugares de la provincia, anuncios publicitarios locales, billetes locales, documentos históricos, emblemas, relaciones… Cabría destacar, en mi opinión, el material recuperado sobre la fnmt, que incluye desde relaciones de trabajadores a sellos, monedas y billetes o fotografías de maquinaría.
Finalmente, en la página 28 encontramos un plano local en el que el autor reconstruye los lugares vinculados con la Guerra Civil en Aspe, desde refugios antiaéreos a sedes de organizaciones políticas, pasando por un centro de milicias ubicado en el Casino Primitivo. En ese mismo plano, a la salida hacía Novelda, la fnmt. El estudio realizado sobre aquella vieja factoría prueba, sin duda, tanto las posibilidades de investigación que permite el mestizaje disciplinar entre Historia y Geografía, como la necesidad de profundizar en otros muchos lugares y edificios que fueron transformados por la contienda, y en ella alcanzaron su máximo protagonismo. Los municipios del Vinalopó, uno de los territorios más activo de cuantos conformaron la retaguardia de la República, cuentan con un patrimonio riquísimo que debemos conservar, potenciar y difundir. García Gandía lo ha hecho aquí ejemplarmente, con la pasión propia de quién se siente parte de un lugar y con el cuidado del buen historiador.